Hay cosas en el poker que no se pueden predecir -como casi todo, más o menos-, pero es justamente esto lo que hace de este juego algo tan maravilloso. Nunca tienes asegurado la victoria hasta que las fichas de tu rival lleguen a tus manos.
Sería algo así como, usando términos futbolísticas, el partido no acaba hasta que el árbitro pite el final. Obviamente que aquí ,en el poker, la diferencia es que en un segundo -en un maldito segundo-, todo se puede ir por la borda o todo puede revivir de la nada. Así es el poker, querido lector.
El año pasado pude jugar mi primer torneo en vivo, el primero de varios. Es otro mundo, y me encantó la experiencia. Tanto que ahora reparto mi tiempo entre el online y el vivo.
Vamos al tema, en mi primer torneo, un satélite, pude sacar pocas manos a disputar. Recuerdo que me tocaban puros 23o, 35o, y cosas así.
El stack quedaba corto y había muchos que arriesgaban todo, así que farolear con manos muy cortas, me hubiera sacado del torneo muy rápido. Mi primer momento de gloria llegó con un par de jotas.
Estando en la ciega grande metí todo adentro, y el cutoff pagó, mostrando unas reinas. Me decepcioné por dentro, pero por alguna razón esperé tranquilo las comunitarias.
La jota no demoró en salir, y apareció en el flop, el turn y el river me parece que fueron cartas bajas, y me doblé. Los jugadores de mi lado me decían "Buena mano" y yo estaba con ganas de más.
Llegando a la mesa final como el short, el torneo daba 4 entradas, y quedabamos 9 jugadores. Con las ciegas comiendo mi stack poco a poco, tenía que ir all-in. De pronto me llega un par de ases. Una vez más, creí que podría doblarme y llegar a esos cuatro puestos.
Con los ases, no tuve miedo, pensé un poco al llegar mi turno y aprovechando al chip leader, que estaba apostando mucho para robar el bote, le mandé todas mis fichas. El pagó y tenía K7o.
Todos los espectadores alrededor de la mesa comenzaron a murmurar, mientras que yo esperaba. Por alguna razón, sentía que algo no estaba bien.
El flop no ayudó a ninguno, pero el turn fue letal. Salió una K como cuarta carta y las esperanzas volvían a mi rival. Y lo peor llegó después, otra K en el river. No lo podía creer. Terrible badbeat.
Y así es como caí en mi primer torneo. Con par de ases en mi mano, vencido por un trío. Así es el poker.
Desde ahí tengo miedo de jugar par de ases (no, es broma), pero sin duda me queda la lección que no hay nada dicho hasta el final.
Así como gané JJ vs QQ en el flop, con trío, perdí AA vs K7 en el river, con trío. Pero la bronca ya pasó, así es el poker. No puedes pensar mucho en lo pasado, concentrado ahora en lo que viene, en los próximos torneos, en los próximos entrenamientos.
Todavía falta mucho camino, esto recién empieza. Nos vemos en la mesa.
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